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jueves, 14 de febrero de 2008

Mis recuerdos

Era todavía pequeña, tenía tan sólo 12 años cuando llegó el momento de cambiar de vivienda. Todo este tiempo había vivido en una casa vieja y ahora por fin mis padres, con mucho esfuerzo, consiguieron comprar un piso nuevo. Fueron momentos de alegría para todos. La vivienda nueva estaba lejos de mi barrio, de mis amigos, de mi colegio, de todo lo que yo conocía hasta entonces. Esto me sucedió a finales de año, por lo que me resultó difícil adaptarme al curso ya comenzado: colegio nuevo, otros libros, otros profesores y nuevos compañeros.
El día que nos marchamos de la casa no pude llevarme todo lo que quise. Allí quedaron objetos de poco valor: juguetes viejos y deteriorados, y poco más. Pero siempre creí que me había dejado atrás cosas importantes. Mi intención era la de regresar algún día, para ir a mirar por si acaso, y así quedarme más tranquila. Pero a pesar de que seguía en mi pensamiento ese propósito de volver, nunca lo hice. La casa fue finalmente demolida para construir nuevas viviendas.
Con el paso del tiempo, comencé a tener un sueño que se me repetía muy a menudo. Soñaba que volvía para recuperar todo lo que se quedó allí perdido. Que aún llegaba a tiempo, antes de que la casa desapareciera. Pero cuando registraba por todas partes, no encontraba nada que me hubiese dejado olvidado. Daba vueltas sin saber siquiera lo que andaba buscando. ¿Qué podría haber allí tan importante, para que ese sueño se me repitiera constantemente?
Pasaron años y poco a poco fui interpretando mi sueño, hasta que llegó a desaparecer. Logré por fin que dejara de repetirse, cuando comprendí que lo que se quedó, no era posible transportarlo en un camión de mudanza. No era nada material. Había dejado allí mi niñez, mi feliz infancia que, aunque fuera con pocos lujos era la mía: la mejor; mis momentos felices, el amor de mis padres y familiares, los amigos... Todo eso era mi mundo, del que no había querido desprenderme así, tan de golpe.
Pero eso sí, hubo algo que sí conseguí llevarme de allí: "Mis recuerdos", los que se vinieron conmigo para acompañarme durante toda mi vida.



Nota: Aquella casa vieja estaba situada en el barrio de Triana, el que siempre será mi barrio, aunque ya no haya podido volver a vivir en él.

Quiero agradecer al programa de radio "Las horas contadas", en Radio de la Costa (Argentina), la atención que tuvo en elegir mi relato y leerlo en una de sus emisiones. Este es el audio del programa:

MIS RECUERDOS

6 comentarios:

alexander dijo...

hola preciosa, aqui tienes tu primer comentario de parte de un amiguillo que te quiere y te aprecia mucho, me parece muy interesante tu blog, en el se refleja lo buena y noble persona que eres, seguro que dentro de poco tendras muchos visitantes.

Jenny dijo...

¡Hola, Alex!
Gracias por venir a visitarme, por tu apoyo y por tu amistad.
Este blog no tiene grandes pretensiones, solamente busco sacar a la luz un poquito de mí.
Hasta pronto.
Un beso.
Jenny.

Mamipanchita dijo...

Hola Jenny guapa!!
Si tuviese que definirte con una palabra sería "sensibilidad"si tuviera que definirte con un gesto diría " sonrisa inocente" si tuviera que definirte con el nombre de una flor diría "nenúfar"(significa pureza de corazón) si tuviera que definirte con un lugar diria "Sevilla" no es para menos con tu arraigo y amor por ella.Que el aire impregnado de olor a azáhar de tu Sevilla llene tu vida de miles de ilusiones y que todas se cumplan este es mi deseo.Un besazo y adelante que has hecho un blog precioso y emotivo.

Jenny dijo...

¡Hola, mamipanchita!
No tengo palabras para agradecer todo el afecto que me demuestras en tu comentario. Tal vez por todo esto, haya merecido la pena crear este blog.
Con cariño,
Jenny

Anónimo dijo...

Es lindo conocer a gente con el corazón tierno, tu historia me ha conmovido.
Hay dos formas de no dejar nunca de ser niño: La primera es no dejar nunca de asombrarse con las cosas pequeñas; y la segunda es saber vivir el presente sin las cargas del pasado y sin las obsesiones del futuro.
Te animo a que no dejes nunca de ser una niña, es un viaje fascinante y lleno de ilusión.
Me ha gustado pasearme a través de estas líneas cargadas de sentimiento.
Cuidate.

Jenny dijo...

Gracias por tu visita y por tus palabras. No soy escritora ni pretendo serlo, pero si a través de este medio consigo transmitir mis sentimientos y llegar al corazón de quien me lee, mi objetivo está cumplido.
Un beso.